El Manual de Frascati es una referencia esencial para comprender el concepto de I+D (Investigación y Desarrollo) a nivel global. Desarrollado por la OCDE, este manual proporciona las directrices necesarias para medir y analizar las actividades de I+D, en el artículo nos centraremos especialmente en el contexto de España y su sistema de innovación. En esta guía, exploraremos qué es la I+D según el Manual de Frascati, su propósito, y cómo aplicar sus principios de manera efectiva en proyectos de investigación y desarrollo. Fijaos en que no estamos mencionando la innovación, que dejaremos para el artículo siguiente.
El Manual de Frascati no es solo un conjunto de directrices con un título exótico. Es un pilar esencial en el ámbito de la ciencia y tecnología que tiene un papel crucial en cómo interpretamos y aplicamos las actividades de investigación y desarrollo (I+D) globalmente. Este documento, publicado por primera vez en 1963 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es a todos los efectos una Biblia para la recopilación y uso de datos sobre I+D. Su propósito principal es estandarizar la medición de las acciones de investigación científica, tecnológica y desarrollo experimental, lo cual es indispensable para fomentar un entendimiento coherente entre países y una normalización de conceptos.
La importancia del Manual de Frascati se extiende a la hora de realizar un análisis de gasto en I+D, ya que proporciona un marco homogéneo para evaluar y comparar el progreso en I+D a nivel internacional. ¿Sabías que, según el informe 2022 del European Innovation Scoreboard, España ocupa el 13.º lugar en Europa en cuanto a índices de innovación? Esta clasificación se obtiene en parte gracias a metodologías estandarizadas como la del Manual de Frascati.
Además, el manual nos ofrece una perspectiva amplia y detallada sobre cómo la inversión en I+D repercute en el desarrollo económico. Se podría decir que este documento es la brújula que guía al sistema de innovación español hacia su evolución continua y sostenible. Como dijo Albert Einstein:
"La investigación es lo que hago cuando no sé lo que estoy haciendo".
En esencia, el Manual de Frascati no solo mejora la comunicación estadística internacional, sino que también fomenta las buenas prácticas en I+D, asegurando que cada esfuerzo en investigación cuente. Por lo tanto, si te encuentras luchando para entender los intrincados procesos de gestión de I+D, recuerda que tienes un recurso confiable en el Manual de Frascati.
La importancia de la Investigación y Desarrollo (I+D) no puede subestimarse; sin embargo, su definición precisa puede ser un enigma. Para aclarar cualquier confusión, el Manual de Frascati ofrece una definición clara y relevante. Define la I+D como trabajos creativos que se emprenden de manera sistemática para incrementar el volumen de conocimientos, abarcando desde la comprensión del hombre, la cultura hasta la sociedad. Pero, ¿por qué es esto importante? Porque delimita qué actividades pueden considerarse como I+D y ser elegibles, por ejemplo, para deducciones fiscales a la I+D+i.
Este concepto es esencial en el sistema de innovación español y vasco, donde la ciencia y tecnología juegan papeles fundamentales en el logro del desarrollo e innovación. Con datos de la OCDE, España ha demostrado un aumento constante en el porcentaje del PIB dedicado a I+D, alcanzando un 1,24% en 2019 con crecimiento del orden de décimas de punto anual hasta el 1,4% de la actualidad. Esto indica que el país, aunque avance lentamente, está en el camino correcto para mejorar su infraestructura científica y promover proyectos que puedan tener un impacto duradero en el sector de investigación.
"Sin ciencia, la democracia carece de sentido; sin democracia, la ciencia carece de alma." — Manuel Castells
Además, el manual subraya el uso de estos conocimientos adquiridos para nuevas aplicaciones, lo que lleva a la transferencia de tecnología y la innovación empresarial. Esta metodología de Frascati guía las políticas de investigación en España, maximizando la financiación de I+D y estableciendo indicadores claros de desarrollo tecnológico.
En un mundo donde el análisis de gasto en I+D y desarrollo experimental son comunes, comprender y aplicar el Manual de Frascati es esencial no solo para investigadores, sino también para empresas que buscan optimizar sus actividades de innovación. Reconociendo estas directrices, se pueden crear y evaluar mejor los proyectos de I+D dentro de un marco coherente, asegurando así que la inversión de tiempo y recursos realmente genere un impacto significativo. Un breve resumen de las definiciones que aporta son:
La investigación básica tiene un enfoque en el avance del conocimiento general sin una aplicación inmediata, como el descubrimiento de principios o teorías científicas fundamentales. Aunque inicialmente no busca resolver problemas específicos, es la base de muchas innovaciones futuras y del conocimiento científico avanzado.
A diferencia de la investigación básica, la investigación aplicada sí está orientada a resolver problemas concretos utilizando los conocimientos preexistentes. Su finalidad es práctica, y puede incluir el desarrollo de prototipos iniciales o mejoras en tecnologías existentes para aplicaciones específicas.
Este es el proceso en el que los resultados de la investigación básica y aplicada se materializan en productos, prototipos o procesos operativos. En esta fase, se prueban y adaptan las tecnologías para comprobar su viabilidad técnica y comercial, lo cual es esencial para llevarlas al mercado.
El Manual de Frascati es considerado el marco de referencia internacional para la medición de indicadores de I+D. Entre los diversos indicadores que proporciona, se destacan tres fundamentales: el gasto en I+D, los recursos humanos dedicados, y los resultados de las actividades de investigación. Estos indicadores son esenciales para una comprensión profunda del impacto de la I+D en la economía y una formulación eficaz de políticas de investigación.
Para entender la importancia de estos indicadores, consideremos el análisis del gasto en I+D. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto total en I+D en España aumentó un 3,8% en 2022 respecto al ejercicio anterior, alcanzando los 15.058 millones de euros. Este indicador no solo proporciona una medida del compromiso financiero de un país hacia la ciencia y la tecnología, sino que también es crucial para evaluar el retorno de la inversión en el sector de innovación. Por otro lado, los recursos humanos dedicados a la I+D representan otro indicador esencial. En 2022, aproximadamente 237.200 personas trabajaban en este sector en España, lo que demuestra un crecimiento constante del interés en carreras vinculadas a ciencia y tecnología. Como apuntó Isaac Asimov, “La ciencia no es más que un refinamiento del pensamiento diario”. Un pensamiento que requiere no solo infraestructura sino también capital humano comprometido.
Finalmente, los resultados de las actividades de investigación se reflejan en publicaciones científicas, patentes y nuevas tecnologías emergentes. Estos resultados no solo validan la inversión en I+D sino que también fomentan la transferencia de tecnología e innovación empresarial, siendo el motor clave para una economía vibrante. La implementación y análisis de estos indicadores bajo la metodología de Frascati no solo permiten medir el presente, sino también prever tendencias futuras y dirigir esfuerzos a donde sean más efectivos, fortaleciendo así el sistema de innovación español. En resumen, si bien puede parecer que solo estamos contando euros y cabezas, en realidad estamos delineando el camino hacia un futuro más innovador y próspero.
En España, la definición de I+D nos la da el artículo 35 de la LIS (Ley de Impuesto de Sociedades en su última versión Ley 27/2014, de 27 de noviembre, que podemos revisar aquí) o el artículo 62 de la NFIS (Norma Foral del Impuesto sobre Sociedades en el caso de Bizkaia, Guipúzcoa y Álava por ejemplo) a diferencia del uso del Manual de Frascati, la definición de los artículos en sus respectivas Normas Forales o Ley de impuesto de socieades es excesivamente escueta y poco precisa, no cubre el número suficiente de casuísticas por lo que queda abierto a interpretación y existe incertidumbre al intentar encajar un proyecto en una definición de una frase. Es crucial en este sentido contar con una consultora para guiar y evaluar efectivamente la naturaleza de nuestros proyectos de I+D, incluso pudiendo contar con una certificadora acreditada por ENAC o un organismo afín (BEAZ, SPRI) que aporte otro soporte acreditativo de la misma. Por tanto, estas directrices no solo son la columna vertebral para la medición y gestión en sectores diversos, desde la innovación empresarial con TRL altos hasta la investigación aplicada con TRL bajos, sino que también fomentan el desarrollo tecnológico y económico en el país. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 la inversión en I+D en España representó un 1.4% del PIB, una cifra ligeramente inferior a la media de la UE.
Una aplicación correcta del Manual de Frascati no solo ayuda a maximizar la eficiencia de la gestión de la I+D, nos permite medirla y por tanto controlarla. No únicamente mejora nuestra capacidad efectiva de financiación de I+D, sino que también garantiza que los recursos se destinen adecuadamente y se puedan optimizar. Además, las empresas que apuntan a innovar pueden beneficiarse de deducciones fiscales por invertir en I+D+i, alineando así sus objetivos financieros y operacionales con las políticas nacionales.
Además, la correcta implementación de estas directrices ayuda a España a participar activamente en la transferencia de tecnología y colabora con el sistema de innovación europeo. Según la Comisión Europea, las políticas de innovación españolas han mejorado significativamente desde la década anterior, posicionando al país como un nodo esencial en el mapa de ciencia y tecnología en Europa. En conclusión, el Manual de Frascati no es simplemente una guía, es prácticamente el manual de instrucciones de cualquier ingeniero, investigador o director de I+D que se precie en España. Optimizando tanto la gestión de recursos como la dirección estratégica.
El impacto de las actividades de I+D en España no es simplemente una cuestión de inversión sino de progreso tangible en ciencia y tecnología. Gracias al uso del Manual de Frascati, se permite a las organizaciones evaluar y optimizar sus estrategias de innovación. No es un misterio que España está avanzando lentamente en su sistema de innovación, por lo que sería recomendable que nuestros políticos tuviesen este libro de cabecera en la cama y entendieran el valor para la sociedad de la incorporación meticulosa de buenas prácticas en I+D. Los resultados sería significativos, no solamente en términos económicos, sino también en la calidad de la transferencia de tecnología. De acuerdo a un informe reciente del Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto en I+D en España representó el 1,4% del PIB en 2022. Institucionalizar estas buenas prácticas permite a las empresas mejorar efectivamente su estrategia de innovación y a centros de investigación como universidades, centros tecnológicos y RVCTI desarrollar una infraestructura científica mucho más sólida.
Por ejemplo, en el programa Hazitek de SPRI, y la línea PID de CDTI, que buscan impulsar la financiación para proyectos de I+D, se utilizan métricas derivadas del Manual de Frascati para evaluar la naturaleza y encaje de los proyectos solicitados en la convocatoria, alineándolos a las políticas vascas RIS3 y el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación Euskadi (PCTI) 2030 para evaluar la eficacia e impacto de las potenciales inversiones públicas para dichos proyectos. En este contexto, poner el foco en la innovación e I+D empresarial permite que las organizaciones obtengan una ventaja competitiva sustancial gracias al apalancamiento de sus gastos internos con ayudas públicas, no solo eso, sino que la calificación positiva de la naturaleza de proyecto gracias a la ayuda (con por ejemplo el ITC [informe técnico de calificación] de Hazitek o el IMV [Informe Motivado Vinculante] de CDTI) permite que en añadido se beneficien de deducciones fiscales y potencial monetización de las mismas.
En resumen, optimizar y evaluar estratégicamente las actividades de I+D a través del Manual de Frascati no solo fortalece el ecosistema de innovación en España y el País Vasco, sino que también posiciona a las empresas en un lugar destacado en la arena global. Cuando hablamos de I+D en España, hablamos de un motor crucial para el desarrollo económico y social del país.
El Manual de Frascati se erige como un faro crucial en el vasto mar de la investigación y desarrollo en España. Al seguir diligentemente las directrices del manual, las organizaciones (o al menos las consultoras intentamos) asegurar que sus esfuerzos en I+D estén sincronizados con estándares internacionales de excelencia. Esto no solo refuerza la competitividad de las empresas, sino que también impulsa el desarrollo e innovación en España, contribuyendo significativamente al crecimiento económico.
¿Por qué es tan importante el Manual de Frascati? pongamos un ejemplo culinario. Imagina tratar de cocinar un soufflé sin tener medidas ni receta alguna. Las posibilidades de éxito son extremadamente limitadas. Las directrices Frascati son esa receta probada en el ámbito de la ciencia y tecnología, que ofrece una metodología clara para medir y evaluar la efectividad de los proyectos de investigación.
En un entorno de cambio constante, como es el caso del sistema de innovación español, donde la financiación de I+D desempeña un papel fundamental, el manual proporciona una base sólida que asegura que las actividades de investigación sigan siendo relevantes y efectivas. Según un informe de la OCDE, los países que adoptan estas directrices tienden a mostrar una mejora notable en sus indicadores de I+D, lo que se traduce en mejores políticas de investigación y una mayor innovación en empresas.
En resumen, prestar atención a las directrices oficiales del manual de Frascati podría ser la apertura a nuevas oportunidades para que las empresas decidan a innovar una herramienta para abordar las complejidades del desarrollo experimental y la transferencia de tecnología de manera más estratégica.
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